Flotas pesqueras chinas en las costas argentinas: explotación laboral, saqueo de recursos y daño al medioambiente

Más de 400 buques chinos navegan las costas de nuestro país y depredan los recursos que encuentran en su camino. Expertos señalan que no se respetan los derechos laborales de quienes trabajan allí.  

La flota pesquera china depreda los océanos que rodean a Sudamérica. Cada año, alrededor de 400 barcos recorren más de 10 mil millas náuticas (16.000 kilómetros) desde China hasta llegar a las aguas del Pacífico y del Atlántico Sur, para situarse en los límites de las zonas económicas exclusivas de países como EcuadorPerúChileArgentina y Brasil. Allí, en altamar, los pesqueros comienzan sus faenas. Buscan pota o calamar gigante, pero se llevan todo incluso especies en peligro de extinción como los tiburones.

Las preocupaciones alrededor de la flota china, considerada la más grande del mundo porque está compuesta por 17.000 embarcaciones, son distintas y, aunque principalmente se los relaciona con la pesca ilegal, hay registros de que en esos barcos suceden otros crímenes como esclavitud, trabajo forzado, tráfico ilegal y trata de personas.

A pesar de las advertencias de las organizaciones ambientalistas, de los esfuerzos de los Estados por controlar sus espacios marítimos y de que existen tratados internacionales para regular las actividades en los océanos, las embarcaciones chinas siguen ingeniando tácticas que les permiten extraer los recursos pesqueros de los países sudamericanos y mantenerse impunes. Las malas prácticas van desde apagar los dispositivos satelitales de rastreo hasta tener embarcaciones gemelas o enarbolar banderas de pabellones latinoamericanos.

Las Fuerzas Navales de los países afectados aseguran que intensifican sus controles, pero los activistas, expertos y periodistas ambientales observan que, sin voluntad política, será difícil enfrentar la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, que ha sido declarada como la principal amenaza en los océanos, desplazando a la piratería.

Los pesqueros chinos viajan miles de kilómetros hasta situarse en las aguas del Pacífico Sur y del Atlántico Sur.

Un estudio publicado en marzo de este año en la revista científica Science Advances analizó los delitos relacionados con la pesca observados en los océanos del mundo entre 2000 y 2020. De los 6.853 eventos que informan delitos en 18 categorías relacionadas con la pesca, incluida la pesca ilegal, derechos humanos, abusos y contrabando, el estudio encontró que al menos el 33% de todos los delitos registrados están asociados con 450 embarcaciones industriales y 20 empresas, la mayoría (59%) originarias de China.

La pesca ilegal, no reportada y no declarada

Los pesqueros chinos navegan cerca de las zonas económicas exclusivas de los países, compuestas por 200 millas soberanas de cada nación. Aunque pueden transitar por estos espacios de forma inocente, las embarcaciones generalmente se sitúan en el límite, a partir de las 201 millas, que ya se considera como altamar y donde las Fuerzas Navales no pueden actuar.

Si las embarcaciones pescan en altamar, a los productos de esas faenas no se los considera pesca ilegal, pues no han violado ninguna ley. Sin embargo, si los pesqueros ingresan a las zonas económicas exclusivas y pescan, ya cometen un delito y se habla de pesca ilegal.

Pero las faenas en altamar sí se enmarcan dentro de las categorías de la pesca no reglamentada –cuando no hay normas para las pesquerías– y no declarada –cuando no se reporta lo que se ha pescado. Esta última es la más preocupante. Sin controles y sin la posibilidad de que las autoridades de los países de la región inspeccionen los barcos chinos, no se puede conocer qué cantidad y qué especies se pescaron. El mayor problema de la pesca no declarada se materializa en la sobrepesca, pues al no contar con estimaciones sobre las poblaciones de peces, los gobiernos no pueden establecer planes y estrategias –como cuotas o vedas– que garanticen los recursos pesqueros a largo plazo.

Un estudio de Pew estimó que, en promedio, los barcos chinos solo informan un doceavo del total de lo que capturan.

En Ecuador, en el 2017 se reportó uno de los casos más emblemáticos sobre pesca ilegal. En aquel entonces, el barco chino Fu Yuan Yu Lengingresó a las aguas de la Reserva Marina de Galápagos, uno de los santuarios naturales más importantes del mundo. Cuando la Armada ecuatoriana detuvo e inspeccionó la embarcación encontró unas 500 toneladas de pesca, incluyendo 12 especies catalogadas como “Vulnerables” o de “mayor riesgo” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, como tiburones martillo.

El Fu Yuan Yu Leng fue retenido y la tripulación fue juzgada y sentenciada. El 20 de noviembre de 2017, la Sala de lo Penal de la Corte Provincial de Justicia del Guayas sentenció al pago de USD 6.1 millones y 3 años de prisión al capitán del buque 999 y a sus tres ayudantes por el delito de pesca de especies protegidas. Los 16 tripulantes adicionales fueron declarados cómplices del hecho con una pena de un año de prisión.

Imagen de la carga de tiburones encontrada en el Fu Yuan Yu Leng 999, en 2017. (Foto: Dirección del Parque Nacional Galápagos).

La embarcación china era un reefer. El Fu Yuan Yu Leng no era utilizado para pescar sino para almacenar la pesca de otros barcos, en pocas palabras funcionaba como un congelador gigante, con grandes bodegas refrigeradas donde se guardaban los pescados hasta que pudieran desembarcar en algún puerto.

En Ecuador, los pesqueros chinos se sitúan, generalmente, al sur de la zona económica exclusiva de las Galápagos.

Una de las malas prácticas que se ha detectado como patrón en las embarcaciones pesqueras chinas es que apagan su sistema de rastreo satelital. Michelle Carrere, periodista y editora de océanos de Mongabay Latam, un medio especializado en medioambiente, contó a Infobae que, si bien un rastreador puede dejar de emitir señales por algún problema técnico, es sospechoso cuando estos se apagan en la milla 201: “En algunos casos ocurre que penetran al mar territorial de los países”, aseguró Carrere.

De acuerdo con la periodista, que ha seguido la ruta de las embarcaciones chinas en Latinoamérica, los pescadores artesanales de Perú han denunciado que dentro del mar territorial peruano tienen encuentros con embarcaciones chinas: “Hay una flota artesanal importante dedicada a la pota en Perú. Son estos barcos artesanales peruanos los que denuncian que los pescadores chinos suelen encontrarse dentro del mar territorial”.

Una investigación periodística publicada en Super Interessante de Brasil, asegura que en Perúla productividad promedio de los barcos pesqueros disminuyó en un 70% en los últimos cinco años como consecuencia de los pesqueros chinos, pues estos capturan buena parte de las 300.000 toneladas de calamar gigante que se pescan anualmente en ese país.

César Ipenza, abogado especializado en materia ambiental, dijo a Infobae que en el caso peruano se ha registrado que los pesqueros chinos sí ingresan al mar territorial de Perú para pescar. Para Ipenza, aunque los Estados señalen que hay mecanismos de control, como monitoreo satelital o sobrevuelos, en la realidad estos no son tan efectivos.

Uno de los casos que aún se resuelve en las cortes peruanas es el del Damanzaihao, que fue retenido por tres años en el puerto de Chimbote en Perú y que pertenece a la empresa china Sustainable Fishing Resources. La embarcación es procesada por pesca ilegal de especies.

El Damanzaihao es conocido como El Sicario de los Mares y en el 2015 la Organización Regional de Ordenación Pesquera del Pacífico Sur lo incluyó en la lista negra de las embarcaciones que realizan acciones de pesca ilegal, no declarada y no regulada. Sin embargo, en el 2018, cuando una acción de la justicia peruana le permitió abandonar el puerto de Chimbote, el buque regresó a China y fue asistido por Panamá, Islas Cook y China durante su trayecto, según un reporte de Oceana, una organización sin fines de lucro, que fue conocido por Mongabay Latam.

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