Las masas de hielo y la fauna autóctona están en riesgo por el proyecto de dos represas en el Río Santa Cruz, financiadas por el régimen chino.

Un complejo hidroeléctrico en el sur de Argentina, uno de los mayores proyectos energéticos del país, se enfrenta a la oposición de comunidades indígenas y conservacionistas, quienes están preocupados por el impacto en los glaciares circundantes.
Se espera que el megaproyecto, que incluye las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, suministre alrededor del 5% de las necesidades energéticas de Argentina. Sin embargo, también podría inundar humedales vitales, alterar la trayectoria de algunos de los glaciares más grandes del mundo que se encuentran fuera de los polos y destruir tierras ancestrales mapuches.
A pesar de las protestas, las demandas y las órdenes judiciales para detener la construcción y poder realizar estudios medioambientales adecuados, las obras del complejo han continuado, a menudo para el desconcierto de los conservacionistas.
“Las autoridades conocen las leyes. Saben cómo debe funcionar esto”, le dijo a Mongabay Cristian Fernández, de la Fundación Banco de Bosques para el Manejo Sustentable de los Recursos Naturales, una de las organizaciones que luchan contra el proyecto en los tribunales. Las organizaciones Aves Argentinas y Vida Silvestre también han participado en el proceso judicial.
“El problema es que no les importa”, añadió Fernández. “No les importa porque quieren sacar adelante el proyecto a toda costa”.
Primeros diseños de construcción del complejo de la represa. Foto: cortesía del Ministerio de Energía y Minería.
Glaciares, ríos y hábitats migratorios
Las represas se están construyendo en el río Santa Cruz, de 380 kilómetros de longitud, el mayor curso de agua del sur de Argentina. El río nace en la cordillera de los Andes y atraviesa la provincia de Santa Cruz, antes de desembocar en el océano Atlántico, y llena dos lagos en su recorrido.
Hay más de mil glaciares en la cuenca del río Santa Cruz, tres de los cuales están en contacto con uno de los lagos, según un comunicado del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA). La organización informó que los sistemas fluviales y lacustres tienen un impacto directo en los movimientos de los glaciares y en las tasas de derretimiento.
El complejo de la represa, como la mayoría de los grandes proyectos de infraestructuras, estuvo sujeto a estudios de impacto ambiental durante su elaboración, de modo que pudieran hacerse cambios para mitigar las posibles consecuencias. Sin embargo, en este caso, según numerosas organizaciones que los revisaron en una demanda presentada en la Corte Suprema, los estudios estaban plagados de imprecisiones y falta de detalles.
El año pasado, la Administración de Parques Nacionales señaló que los estudios carecían de datos suficientes sobre los patrones migratorios de las aves y los peces exóticos e instó a los funcionarios a continuar analizando el posible impacto en los ecosistemas locales.